WASHINGTON ES UNO DE MIS IDOLOS.
14 de febrero de 2021
El Dia de los Presidentes se celebra este año el lunes 15 de febrero. Hay varias versiones sobre si es una fecha para reconocer a todos los presidentes en la historia de Estados Unidos o solo a George Washington, el primero, y Abraham Lincoln, el décimo sexto.
Yo lo celebro en su forma original. Para mi, que soy tradicionalista hasta los huesos, el Día de los Presidentes es para celebrar los natalicios de Washington, que nació el 22 de febrero de 1732 en Virginia, y de Lincoln, que vino al mundo el 12 de febrero de 1809 en Kentucky.
Desde muy temprano en mi vida, yo soy lo que en inglés llaman un ´´American History buff.´´ Más o menos, eso quiere decir que soy un amante de la historia de Estados Unidos.
Les cuento que Washington y Lincoln son mis presidentes favoritos.
Hoy, les voy a hablar de Washington el guerrero. Más adelante, escribiré sobre Washington el estadista.
Y, en el futuro cercano, compartiré con ustedes sobre la grandeza de Lincoln.
Digamos que con este ''post'' comienzo una suerte de mini serie en el Blog sobre mi perspectiva de la historia de Estados Unidos.
De George Washington admiro sobre todo su valentía. Washington no parecía conocer el miedo. Iba siempre al frente de sus tropas. Primero cuando fue joven oficial militar en la llamada Guerra Indo/Francesa, y las treces colonias originales aún no habían conquistado su independencia. Después, cuando fue jefe del Continental Army en la Revolución Americana.
Fue valiente y consecuente en eso de enfrentar el peligro hasta cuando llevaba años en la presidencia y ya había colgado el sable. Tomaba en serio eso de ser el Comandante en Jefe. En 1794 Washington abandonó la comodidad de su cargo, se montó en un caballo, y personalmente se fue a reprimir a los revoltosos que se habían sublevado contra su gobierno en la llamada ´´Rebelión del Whiskey.´´
Recoge la historia que, cuando se enteraron que era el propio presidente Washington quien les venía encima al mando de una caballería, los insurrectos depusieron las armas. Por cierto, Washington iba acompañado del secretario del Tesoro, Alexander Hamilton.
¡Esa sí que era gente valiente y consecuente!
Otra cosa que admiro de Washington es su auténtico patriotismo. Washington era fabulosamente rico. Hay historiadores que aseguran que era el hombre más rico de las trece colonias. Era como un Jeff Bezos, Warren Buffett o Bill Gates de su tiempo.
¿Ustedes se imaginan a uno de los multimillonarios de hoy en día abandonando ls comodidad de sus palacios, para ir a la guerra?
¿Creen ustedes que Elon Musk se hubiera practicamente congelado de frío y hubiera pasado hambre junto al Ejército Continental, como hizo Washington en aquel crudo invierno de 1777-1778 en el peor momento de la Guerra de Independencia?
Como dicen en Nueva Jersey, ´´forgetaboutit.´´
¡Impensable!
Washington fue un gigante. Y no solo porque medía seis pies, dos pulgadas, que era una estatura muy alta para aquellos tiempos. Es que Washington era enorme en todo.
Se dice que que tenía una figura atlética y la fortaleza y agilidad de un super deportista. Cuentan que las mujeres se deslumbraban ante su presencia, su elegancia y sus impecables modales y que era un bailarín legendario.
Era un jinete extraordinario. Y, como ya dije, iba siempre frente a sus tropas, con la excepción de si tenía que ordenar una retirada. Yo me emociono cada vez que leo sobre lo que fue su primera gran derrota en la Guerra de Independencia, la retirada de Brooklyn Heights en 1776, cuando ordenó que sus tropas cruzaran el río East. El último que abordó la última embarcación fue el mismo general Washington.
Así era aquel gran hombre. Un general consecuente con los hombres que luchaban bajo su mando. Inspiraba respeto por su coraje y su solidaridad, a la vez que exigía férrea disciplina. Y no le temblaba el pulso si tenía que mandar a ahorcar a un traidor.
Por Washington, por su liderazgo, se ganó la independencia de Estados Unidos. Hubo otros héroes en aquella gesta. Pero Washington sobresale entre todos.
Y está claro que no fue un hombre perfecto. Como militar y luego como presidente cometió errores. Y en su vida personal, luchó contra su conciencia por el tema de la esclavitud. Era un dueño de esclavos que odiaba la esclavitud. Ese es un tema complicado al que dedicaré tiempo en crónicas futuras.
Por ahora, me despido con esto: Amo a este país, a este experimento en democracia y libertad, al que tanto agradezco. Lo amo con sus páginas de gloria y también con sus tristezas. No es perfecto. Pero es lo mejor que he conocido en mis estudios, mis lecturas, mis viajes por el mundo, y, sobre todo, en mi vida personal.
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