MI CUATRO DE JULIO.
Updated: Jul 28, 2020
Escrito en la mañana del 4 de julio, Año de la Pandemia

Celebraré hoy el 4 de julio. Sin fuegos artificiales. No los habrá donde vivo. Tampoco iré a la playa. Las autoridades locales cerraron las playas durante el feriado. Pasaré casi todo el día encerrado en mi casa. Si tengo que salir a la calle, usaré una mascarilla. No big deal. No voy a agarrar una perreta por tenerme que poner la dichosa mascarilla, ni por el cierre de las playas ni tampoco por el toque de queda que han impuesto por acá, de 10pm a 6am. Acepto que muchos de mis amigos estén indignados por todas esas limitaciones decretadas por las autoridades. Soy cada vez más tolerante. Me alegro de eso, sobre todo en medio de toda la intolerancia que veo alrededor. No es que me crea el más bueno o el más sabio. Es que a lo mejor he visto demasiada intolerancia a lo largo de mi vida y me cansé de ella. Me aburrió. O quizás es que en algún momento me di cuenta que si uno se declara libre, tiene la obligación de reconocer la libertad de sus semejantes a pensar como quieran, siempre y cuando no le puedan imponer a uno su forma de pensar. Tengo amigos y familiares dentro de todos los colores del arcoíris político americano. No estoy peleado con ninguno. Tampoco estoy de acuerdo con ninguno. Pero a ninguno lo considero mala persona. Es parte de como concibo la democracia. Hace mucho tiempo, desde niño, que reflexiono sobre esta fecha y su significado. Era un hombre lleno de contradicciones, aquel joven Thomas Jefferson, que a sus 33 años, escribió una de las cosas más bellas y profundas que he leído. A mi me sigue conmoviendo la Declaración de Independencia. La he leído ya no sé cuantas veces y la voy a leer de nuevo hoy. Sí, Jefferson, Adams, todos aquellos hombres que firmaron la Declaración de Independencia estaban llenos de contradicciones. Pero es que eran hombres de su tiempo. Eran de carne y hueso. No eran ángeles ni santos. Y así y todo, lanzaron al mundo un experimento de democracia y libertad, plagado de errores tal vez, pero que es lo mejor que ha existido hasta ahora y que ha ido superando, angustiosamente, esos errores. Yo sigo creyendo en ese experimento. Me iré así a la tumba. Amo a Estados Unidos. Amo su historia, su cultura, su gente. Amo esta fecha. Me siento agradecido de poder ser como soy, libre. Abajo pueden compartir este articulo